MAN cumple nuestra normativa de calidad

Para los hermanos Anita y Josef Scheller, directores de la empresa Scheller Mühle GmbH de Pfaffenhofen an der Ilm (Alemania), la regionalidad debe estar en primer plano, tanto a la hora de elegir los productos de calidad (es decir, el grano) para su posterior transformación como en la elección de los vehículos para el parque móvil de la empresa.

La molienda que tiene lugar en el Kunstmühle de Reisgang, actualmente propiedad de la novena generación de la familia, se lleva a cabo siguiendo siglos de tradición y experiencia en el oficio de molinero. No obstante, esto no les impide integrar la tecnología más avanzada, cosa que, si les sale bien a los Scheller, podría realizarse estableciendo una conexión regional, al igual que los productos. Por ello, una parte de los mejores ingredientes de las regiones locales también puede recogerse directamente del campo con ayuda de vehículos MAN y se transportan a la fábrica Scheller y a las plantas de procesamiento.

Parte del grano molido se convierte en el producto «Mehlzauber» (“harina mágica”), directamente en Scheller. La otra parte se traslada a granel a las plantas de procesamiento. «La regionalidad es muy importante para nosotros», afirma Josef Scheller. «Sólo la harina regional se vende como Mehlzauber. También hay mucho que decir a favor de MAN como fabricante de Baviera», explica el director técnico. «Naturalmente, nuestros conductores participan en la decisión». Aun así, hay más razones por las que a Scheller le gusta contar con el apoyo de los camiones MAN, revela Anita, la hermana de Josef: «Son camiones fenomenales, tanto económicamente como para muchos de nuestros conductores. Vienen de Múnich, lo que también es agradable por las cortas distancias». Hay conductores, como Herbert Reinmoser, empleado de Scheller, que de todos modos nunca se aficionarían a otro camión que no fuera un León.

«Por supuesto, nuestros conductores siempre participan en la decisión»,

confirma Anita Scheller.

Los conductores de Scheller pueden probar los camiones y luego deciden cuál es su favorito. «MAN es mi favorito», confirma Herbert Reinmoser. «Con el control de crucero adaptativo, la conducción es agradable y suave». En las estrechas carreteras por las que a menudo tiene que circular con su camión, el MAN se comporta muy bien y también sortea bien las curvas. «La sensación que tengo al conducirlo siempre es muy buena” comenta el piloto profesional, satisfecho con la fiabilidad de su León. En general, le gusta cuando sabe lo que va a pasar, cuando hay pocos cambios. Eso es también lo que le gusta de sus encargos para Scheller Mühle. «El proceso es siempre el mismo», afirma. Su jornada laboral suele comenzar entre la una y las dos de la madrugada, y su camión silo, normalmente ya cargado de harina o sémola de trigo duro, le espera en el patio de la empresa, desde donde inicia sus recorridos diarios de entre 500 y 600 kilómetros. A continuación, nuestro conductor de 60 años conduce hasta grandes panaderías o fábricas donde deja sus cargas de 26 toneladas mediante mangueras y bajo su supervisión. Antes de llevar el vehículo de vuelta a las instalaciones de la empresa, se asegura de que el remolque del silo esté limpio con una escoba antes de la siguiente carga o de su limpieza profunda cada quince días en una planta de lavado para vehículos silo. Con sus muchos años de servicio, Herbert Reinmoser encaja muy bien en el entorno tradicional de Scheller Mühle. Es conductor desde hace 26 años.

«Siempre me ha gustado conducir camiones», dice Reinmoser, que se sacó el carné de conducir durante su servicio en el Ejército Federal alemán. Inmediatamente después, empezó a conducir un camión y nunca dejó de hacerlo. Tras un tiempo inicial conduciendo transportes de grava y mercancías peligrosas, finalmente decidió trabajar en Scheller Mühle GmbH en 1996. Allí aprecia el ambiente familiar y el hecho de poder dirigirse a su jefe en cualquier momento.