Conduciendo hacia el amor de sus vidas con la fuerza de un león

TRUCKSTOP

Marlene y Andre congeniaron a segunda vista gracias a un camión

El roce hace el cariño; se podría decir eso de Marlene y Andre, una pareja que se encontró gracias a su pasión por la conducción. No solo se han puesto ambos al volante de un camión, sino que también han pasado por el altar. He aquí la historia de su vida camionera.

Marlene llevaba años trabajando como conductora profesional cuando conoció a Andre en una plataforma de citas. La chispa no saltó enseguida, recuerda Marlene, pero a pesar de ello los dos estrecharon lazos. A Andre le impresionó especialmente el trabajo de Marlene como camionera. Él también había querido trabajar como camionero durante mucho tiempo. Los dos mantuvieron el contacto y se vieron una y otra vez; «llegó un punto en el que nos hicimos inseparables», dice Marlene. «Cuando André tenía trabajo a jornada reducida en su empleo de entonces en una fundición de Freiberg, durante la pandemia, se vino conmigo durante muchas semanas de copiloto».

Marlene, que ya había coqueteado con la conducción cuando era niña, acabó trabajando al volante de pura casualidad. De niña, viajaba mucho con sus padres y abuelos, que trabajaban en el mundo del espectáculo, y siempre había soñado con tirar algún día de su caravana. Su formación como encargada de un restaurante se vio interrumpida por un grave accidente de coche que la obligó a reinventarse, una circunstancia que la ahora conductora de 42 años aprovechó para convertirse en profesional del volante.

Al igual que Marlene, André también soñaba con conducir desde hacía mucho tiempo. Aprovechó los viajes que compartía con Marlene para hacerse una idea concreta de la profesión. Y finalmente, para dar él mismo el paso: Mi jefe de entonces le dijo a Andre: «Si quieres, yo busco más conductores, puedes empezar conmigo», recuerda Marlene, «entonces no nos lo pensamos dos veces». Andre se inscribió para obtener el permiso de conducir y lo consiguió en tres meses. A partir de entonces, él y Marlene no sólo eran pareja (los dos se habían ido a vivir juntos entretanto) sino también colegas de profesión. «Estamos viviendo nuestro sueño y nos encanta», se entusiasma Marlene. Ambos viajan por toda Alemania durante la semana en transportes de larga distancia. Pasan tiempo juntos los fines de semana o, si sus rutas se lo permiten, a veces en la carretera:

«Romance camionero con una silla plegable delante del camión»,

ríe Marlene.

Hubo mucho romance camionero para la pareja de Döbeln hace unas semanas: no llegaron a su boda en el clásico carruaje sino, por supuesto, en camión, como buenos camioneros: Para el viaje de Marlene hacia el altar, dispusieron de un elegante MAN Löwe (León), generosamente prestado por MAN Leipzig para el hermoso día. «Agradezco muchísimo a MAN Leipzig, que se aseguraran de que pudiera conducir hasta el amor de mi vida con la fuerza de un león».